Crónica de la etapa del domingo, 9 de Enero

A pesar de que la prediccción del tiempo para hoy no aventuraba una buena mañana, el espíritu txalupa ha podido con esa adversidad y hemos tomado la salida 17 muchachotes, con una temperatura de 9º C y un cielo amenazante.

Comenzamos la ruta sin problemas por Egia - Loiola - Martu y Astigarraga hasta llegar a Ergobia, donde hay que reparar un pinchazo. Chispeaba levemente en ese momento y mientras se solucionaba el problema nos guarecemos bajo la autovía del Urumea.
Sigue el grupo por Hernani y Urnieta, donde observamos los daños que causó el incendio en Iparlat. Vemos cómo las grúas trabajan en la parte del tejado, quizá la más afectada por el incendio que se originó en la noche del 29 de diciembre y se prolongó hasta la mañana del 30.

A la altura de la fábrica Moulinex, el equipo A sigue la hoja de ruta con ocho miembros, mientras los nueve restantes cambiamos de recorrido. Decidimos subir hasta Besabi por la carretera, en buen estado general, que parte de ese cruce. La subida cuenta con un primer kilómetro exigente donde empieza poco a poco a coger altura teniendo un tramo de 250 m al 8-10%, continuando hasta el primer kilómetro entre el 5% y casi el 7%

Hacemos las paraditas lógicas en Xoxoka y Besabi para hacer grupo, y continuamos hacia el collado del Onyi. Una vez coronado este punto, nos espera el descenso hasta okupas.
Hay que parar a media bajada porque ahora el que pincha soy yo. Ponemos cámara nueva en la rueda delantera y llegamos a la carretera Goizueta-Hernani. Pero si creía que todos mis males se habían acabado, estaba equivocado. Ahora comenzaba mi pesadilla.
Pincho de nuevo, aunque esta vez toca la rueda trasera, a la altura del polígono hernaniarra Ibarluze, anterior al de Eziago. José Luis me deja su última cámara, la cambiamos por la pinchada y seguimos. Sólo quedamos atrás Josean, José Luis y yo.
Y vuelve a visitarme el infortunio. Parece que no he revisado bien la cubierta en busca de posibles pinchos y antes de llegar a la papelera Zikuñaga me encuentro con la rueda trasera sin aire: me ha durado la cámara sólo unos centenares de metros. Josean tiene cámara de válvula fina y a José Luis ya no le quedan. Les digo que sigan y opto por llamar a un amigo para que me venga a buscar. Temo que si parcheamos el pinchazo vuelva a pasar lo mismo si no encuentro el pincho maldito.
Así que sigo a pié hasta que mi amigo Manolo me encuentra cerca de las instalaciones de Luko, empresa de la familia de Isaac, que se encuentra antes de llegar a Ergobia. Y a casita en coche. Y mañana será el día de reparar el desaguisado. Hoy tocaba ducha rápida y salir a buscar el gratificante aperitivo con los amigotes, olvidando los problemas de la bici.