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domingo, 22 de septiembre de 2019

Crónica y fotos del domingo 22 de septiembre

La crónica del equipo A, por Manolo M.

Los pronósticos relativos a la meteorología no andaban descaminados, unos 16º de temperatura y una lluvia pertinaz a la salida de casa en dirección a la estación de Easo para tomar el topo y dirigirse a Zumaia, donde estaba previsto tuviese inicio la etapa prevista para hoy, 22 de septiembre, que en gran parte de su recorrido coincidía con el GR-121 (sendero de gran recorrido de vuelta a Gipuzkoa). Vistas las adversas condiciones climatológicas, a nadie sorprendió que en la estación de Easo nos reuniéramos sólo seis txalupas a los que poco después de tomar el tren, en Lugaritz, se nos unió Mariano quedando así el grupo definitivo compuesto por siete integrantes que seriamos los que, a la postre, completaríamos la ruta en toda su integridad.
Al bajar en la estación de Zumaia, la lluvia había amainado apreciablemente y, a poco después de la inicial y dura subida por pendiente cementada en dirección Este, llegando a los primeros viñedos, fuimos prescindiendo de unos chubasqueros que ya no serían necesarios en todo el resto de la etapa.
Metidos ya en faena, estaba claro que la cantidad de lluvia caída durante la noche-madrugada anterior no había sido para nada despreciable, y es que en toda la primera parte del recorrido (hasta llegar a la altura de Getaria) tuvimos que lidiar con unos caminos apreciablemente enlodados y que, una vez haber impregnado los sistemas de transmisión, provocaban frecuentes “chupones de cadena” que impedían un normal pedaleo. Debido a todo ello, algunos de nosotros, y muchas más veces de las que hubiéramos deseado, tuvimos que echar pie a tierra (barro) y recurrir al empujen-bike. Una vez llegados a la gasolinera de Zarautz, todos sin excepción procedimos a pasar por agua platos, cadenas y piñones a fin de poder seguir el resto de la ruta pedaleando con cierta normalidad. Tras subir por carretera al camping de Zarautz, ya sin mayores incidencias nos plantamos en Orio y de allí, por carretera en dirección Aia, hasta llegar al cruce donde comienza la durísima subida por pista hacia Benta Zarate. No sin pocos esfuerzos y sudores, una vez llegados a la cima, y tras la pequeña tertulia y el bien merecido avituallamiento, emprendimos de nuevo la marcha dirección a Andatza; a partir de aquí y aunque de facto la situación ya había sido así desde que salimos de Zumaia, Mariano asumió de forma inequívoca el mando de la expedición para guiarnos con indudable pericia y conocimientos por todo ese laberinto de pistas y senderos que atraviesan Andatza en dirección Lasarte. Nos propuso para la última parte del recorrido un par de senderos con características bien diferenciadas: el primero, desconocido para mí, técnico pero muy-muy divertido; el segundo y último, en cambio, con frecuentes paradas por los muchos obstáculos de árboles-ramas caídos y que exhalaba un inequívoco tufillo a peligro.
Todas las buenas historias deben de tener un final feliz y la de ayer no fue excepción, una vez completado el recorrido y superados todos los avatares, Ibon, que celebraba su cumpleaños, nos convidó a todos nosotros en el Teresatxo del Antiguo, poniendo así el broche de oro a una etapa que resulto dura aunque muy divertida y molona..
Zorionak eta mila esker, Ibon..!!!!!!!!!!!!!!!


2 comentarios:

Manolo M. dijo...

Los pronósticos relativos a la meteorología no andaban descaminados, unos 16º de temperatura y una lluvia pertinaz a la salida de casa en dirección a la estación de Easo para tomar el topo y dirigirse a Zumaia, donde estaba previsto tuviese inicio la etapa prevista para hoy, 22 de septiembre, que en gran parte de su recorrido coincidía con el GR-121 (sendero de gran recorrido de vuelta a Gipuzkoa). Vistas las adversas condiciones climatológicas, a nadie sorprendió que en la estación de Easo nos reuniéramos sólo seis txalupas a los que poco después de tomar el tren, en Lugaritz, se nos unió Mariano quedando así el grupo definitivo compuesto por siete integrantes que seriamos los que, a la postre, completaríamos la ruta en toda su integridad.
Al bajar en la estación de Zumaia, la lluvia había amainado apreciablemente y, a poco después de la inicial y dura subida por pendiente cementada en dirección Este, llegando a los primeros viñedos, fuimos prescindiendo de unos chubasqueros que ya no serían necesarios en todo el resto de la etapa.
Metidos ya en faena, estaba claro que la cantidad de lluvia caída durante la noche-madrugada anterior no había sido para nada despreciable, y es que en toda la primera parte del recorrido (hasta llegar a la altura de Getaria) tuvimos que lidiar con unos caminos apreciablemente enlodados y que, una vez haber impregnado los sistemas de transmisión, provocaban frecuentes “chupones de cadena” que impedían un normal pedaleo. Debido a todo ello, algunos de nosotros, y muchas más veces de las que hubiéramos deseado, tuvimos que echar pie a tierra (barro) y recurrir al empujen-bike. Una vez llegados a la gasolinera de Zarautz, todos sin excepción procedimos a pasar por agua platos, cadenas y piñones a fin de poder seguir el resto de la ruta pedaleando con cierta normalidad. Tras subir por carretera al camping de Zarautz, ya sin mayores incidencias nos plantamos en Orio y de allí, por carretera en dirección Aia, hasta llegar al cruce donde comienza la durísima subida por pista hacia Benta Zarate. No sin pocos esfuerzos y sudores, una vez llegados a la cima, y tras la pequeña tertulia y el bien merecido avituallamiento, emprendimos de nuevo la marcha dirección a Andatza; a partir de aquí y aunque de facto la situación ya había sido así desde que salimos de Zumaia, Mariano asumió de forma inequívoca el mando de la expedición para guiarnos con indudable pericia y conocimientos por todo ese laberinto de pistas y senderos que atraviesan Andatza en dirección Lasarte. Nos propuso para la última parte del recorrido un par de senderos con características bien diferenciadas: el primero, desconocido para mí, técnico pero muy-muy divertido; el segundo y último, en cambio, con frecuentes paradas por los muchos obstáculos de árboles-ramas caídos y que exhalaba un inequívoco tufillo a peligro.
Todas las buenas historias deben de tener un final feliz y la de ayer no fue excepción, una vez completado el recorrido y superados todos los avatares, Ibon, que celebraba su cumpleaños, nos convidó a todos nosotros en el Teresatxo del Antiguo, poniendo así el broche de oro a una etapa que resulto dura aunque muy divertida y molona..
Zorionak eta mila esker, Ibon..!!!!!!!!!!!!!!!

Ibon dijo...

Menuda crónica Manolo, tenemos nuevo candidato para el novel de literatura.