Crónicas y fotos del domingo 25 de Noviembre

El equipo A no se ha decidido a ir a Urbasa, así que nos hemos encontrado todos en el punto de salida. Nada menos que 32 txalupas. Y eso que las previsiones eran de lluvia (que luego ha resultado que apenas nos ha caído un sirimiri a primera hora y luego ausencia total de precipitaciones)
16 se han ido hacia San Markos y otros 16 hemos cruzado La Concha para alcanzar Ondarreta y tomar el camino que pasa por Erregenea, hotel Leku-Eder y el hotel Nicol´s.
Volvemos a la carretera y tras unos pocos metros tomamos el camino de Santiago a la derecha. Corto recorrido entre las villas para volver a salir a la carretera y alcanzar el asador Ekaitz (lo que antes se llamaba Polipaso)
Descendemos hacia Orio y giramos a la derecha para acometer la última subidita del día.
Somos trece los que llegamos a Kukuarri (los doce que véis en la foto y el fotógrafo, Jesús Martin)

Y desde aquí comienza el regreso a casa. Casi todo descenso. Primero, retrocedemos por donde hemos venido hasta un poco antes del camping de Igeldo y giramos a la derecha para bajar hasta el puente sobre la autopista, dejando a la derecha el camino que nos llevaría hasta la perrera.

Nos esperan unos tramos de subida y de bajada que nos llevan a la sidrería Arratzain con su jaula para pájaros. El siguiente punto de paso es la charca de la ranita y luego Igara, donde nos topamos con los esforzados de la maratón.

Nos separamos en la rotonda donde algunos seguimos hacia el túnel de Morlans, tras el cual volvemos a toparnos con los korrrikalaris, entre los que se encontraba Karolo, que en 54 días ha corrido el maratón de Berlin, la Behobia y el maratón de San Sebastián. ¡Grande Karolo...! Y a las once y media pasaditas tengo la bici guardada en el trastero.

Un día más que hemos vencido a la pereza y a la amenaza de mal tiempo.

Equipo A:

A pesar del ligero chubasco que parecía no cesaría en toda la jornada, no nos hemos mojado tanto, y hemos visto incluso algún rayo de sol, pocos porque la niebla una vez más nos ha brindado unos paisajes fantásticos.
Pronto nos ha puesto en marcha el grupo A hacia San Marcos y Malmazar.
En la cabalgada nos seguían como delfines un grupito de caballos, entre patinazos y brincos, no se sabe quién con más miedo, si ellos o nostros.
Bordeando el pantano y camino de Bianditz, hasta el caserío Sorondo.
Día húmedo, con ese barrillo deslizante tan divertido y traicionero al mismo tiempo.
Sin incidentes, salvo que hemos pinchado más de la cuenta, unas cuatro veces, lo que nos ha retrasado unos 30 minutos sobre la llegada prevista.
I.Mazpule