Justo nos ponemos en marcha cuando Pablo-Pablete grita "¡Pinchazo". Desmonta la rueda y dictamina que puede continuar, que tiene suficiente aire. Pero va a ser que no. Al llegar al Paseo Colón se vuelve a parar, y todo el equipo con él, y se decide a cambiar de cámara.
Alguno se lo toma con calma...
Solucionado el problema, los quince txalupas que nos hemos juntado hoy, continuamos nuestra ruta. Como nos gustan las inauguraciones, salimos de Donosti por el sexto puente, el que sustituye al Puente de Hierro, que se abrió al tráfico ayer.
Seguimos por Loyola - Hípica - huertas de Martu - Ergobia. Aquí el consabido chiste de Enrique a quien se le sumaron otros espontáneos humoristas, aunque sin mejorar el nivel de calidad habitual.
En Hernani, desde Txantxilla, cojimos el camino que nos lleva a la carretera Urnieta-Lasarte y que pasa por varias sidrerías. Estando parados en un nuevo puente sobre el Segundo Cinturón, alguien que, cuando no anda en bici, vende pescado, dice que no es por ahí. Que hay que ir por "esa pista de cemento".
¿Ya os imagináis lo que pasó?. Exacto, que era un camino que no tenía salida. Bueno..., si la tenía. Campo a través...
Menos mal que el cashero no nos echó los perros...
Por fin tomamos la subida a Azkorte. Corta, pero dura. Con unas pendientes que a todos nos hacen sufrir, y a mas de uno, echar pié a tierra. Quien más, quien menos, asoció la ermita con los polvorones. Pero a falta de los dulces navideños, hubo que echar mano de las barritas, tras las cuales nos hicimos la foto de familia del día.
Por diversas razones, cuatro de los de la foto se volvieron para casita. El resto, reanudamos la marcha por la pista que, bordeando Buruntza durante un rato, nos lleva hasta la zona de villas de Lasarte-Oria. Lavado de bicis en la gasolinera y volvemos a Donostia por la Nacional I (hasta Añorga Txiki) y luego por el bidegorri hasta el Antiguo.
Con el recorte que le pegamos a la etapa (no fuimos hasta Saltxipi ni a la ermita de San Esteban, en Usurbil), llegué a casa antes de la doce, con tiempo suficiente para la reparadora ducha, y estar puntual a la hora para ir a tomar el aperitivo consistente en ración de calamares y pintxo de tortilla.