A las 8:39 de una mañana primaveral (aunque con bastante viento sur en algunos momentos) 17 txalupas zetas (los del equipo A se van hacia San Markos) nos hemos puesto en marcha para disfrutar de una estupenda jornada pedaleando sobre nuestras bicis. Hemos salido de la ciudad por Riberas y Loiola para alcanzar Ergobia y realizar la primera parada del día, después de recorrer 10 kilómetros, en la base de la subida a Santiagomendi.
La facción más dura del grupo de hoy opta por ir hasta el polideportivo y tomar allí las duras rampas que nos llevarán hasta la cima.
Son "sólo" dos kilómetros y medio. El primer kilómetro es el más duro con rampas de hasta un 21% mientras vamos trazando una herradura tras otra sobre el asfalto que se nos agarra a la rueda como queriendo impedir su avance. Son 600 m interminables con una media superior al 14% que no nos dejan respirar en condiciones hasta que no entramos en el barrio de Sandio: aprovechamos bien esos doscientos metros para recuperar el aliento. Las rampas vuelven a acercarse peligrosamente al fatídico 20%, pero en esta segunda mitad de la escalada se alternan con algún ligero descanso (lo que no quiere decir que sea llano) para no asfixiarnos del todo. Pero, ¡ojo!, que la rampa final que da acceso a la ermita alcanza el 22% y justo nos permite soltar el pie de la cala al entrar en la explanada del alto a casi 300 m de altitud.
En la cima, los quince que llegamos hasta ella, disfrutamos del impresionante paisaje de valles y montañas que se contempla en derredor. Los principales montes de Euskal Herria están a la vista: el Sollube, Oiz, Aizkorri, Ernio y las Peñas de Aia, entre otros muchos que aparecen reseñados en un cartel explicativo muy a propósito. Después de la foto de rigor, bajamos a Perurena. Unos van hacia Astigarraga y otros 9 seguimos a Oiartzun por la cuesta de la guitarra. 3 giran a la derecha para acometer otra subida y el resto pasamos por detrás de Alcampo para tomar el bidegorri que nos llevará ya hasta Donostia.
Llego a casa a las 11:30 en el momento que se pone a llover. Así que hemos realizado 33 kilómetros sin tenernos que poner el chubasquero. ¡Otro día nos tocará mojarnos!
La crónica del equipo A, por...