La crónica, por Manolo M.
Jueves 6 de diciembre, alrededor de 8º de temperatura, y somos unos veinte los txalupas reunidos en Avda. Navarra con intención de hacer la etapa del día. La mayoría de los allí presentes desconocemos el recorrido a realizar, pero en un pequeño lapso de tiempo la “autoridad competente” ya ha decidido que nuestro objetivo para este día se encuentra en el entorno de las Peñas de Aia; así que partimos en dirección Arditurri (Oiartzun), ciclando en principio por el entorno urbano de Donostia, Pasaia, Errenteria.. con paso tranquilo y con las habituales charletas entre diversos componentes del grupo.
Hacia el kilometro 20 abandonamos la vía verde que va a Arditurri y continuamos durante un par de kilómetros en suave ascenso por la carretera a Lesaka hasta que, llegados al cruce correspondiente, abandonamos la carretera tomando la pista que sale a la derecha, en dirección al collado de Urmendi; es decir, que comenzamos a ciclar en continuo ascenso durante aproximadamente unos catorce kilómetros en dirección Oianleku; para llegar hasta este último punto, en un momento dado, abandonamos la pista principal en ascenso y continuamos a la derecha por el sendero en el que, hace ya algún tiempo, nuestro Capi sufrió un pequeño percance en forma de caída; este sendero, debido a las últimas lluvias, estaba para pocas bromas, y en muchos de sus tramos la más elemental prudencia aconsejaba bajarse y empujar la bicicleta; pero eso sí, sin ninguna duda, este recorrido, que a veces adoptaba forma de pequeña gymkana, mereció mucho la pena por divertido y por la belleza del entorno. Llegados a Oianleku, sin más novedad que la pérdida de un miembro del grupo desaparecido en el transcurso de la dura subida y otro que, tras pequeña caída, acabó revolcado en el barro, tomamos sin ya mayores novedades la siempre atractiva “pista de alfombra verde” hasta Sorondo y, a partir de ahí, casi todos en vertiginoso descenso, unos por el Pavo, y otros pocos por carretera hacia Oiartzun. Llegados ya ahí, la habitual desbandada: unos a reponerse del esfuerzo en la terraza del bar y otros, tras lavado de bicicletas, directamente a casa.
En resumen, creo que unanimidad generalizada a la hora de alabar lo acertado de una ruta improvisada pero disfrutona, de igual modo que hacer patente la obnubilación por la belleza de un entorno otoñal esplendoroso que en estas fechas ofrece el parque natural de Peñas de Aia.
Hacia el kilometro 20 abandonamos la vía verde que va a Arditurri y continuamos durante un par de kilómetros en suave ascenso por la carretera a Lesaka hasta que, llegados al cruce correspondiente, abandonamos la carretera tomando la pista que sale a la derecha, en dirección al collado de Urmendi; es decir, que comenzamos a ciclar en continuo ascenso durante aproximadamente unos catorce kilómetros en dirección Oianleku; para llegar hasta este último punto, en un momento dado, abandonamos la pista principal en ascenso y continuamos a la derecha por el sendero en el que, hace ya algún tiempo, nuestro Capi sufrió un pequeño percance en forma de caída; este sendero, debido a las últimas lluvias, estaba para pocas bromas, y en muchos de sus tramos la más elemental prudencia aconsejaba bajarse y empujar la bicicleta; pero eso sí, sin ninguna duda, este recorrido, que a veces adoptaba forma de pequeña gymkana, mereció mucho la pena por divertido y por la belleza del entorno. Llegados a Oianleku, sin más novedad que la pérdida de un miembro del grupo desaparecido en el transcurso de la dura subida y otro que, tras pequeña caída, acabó revolcado en el barro, tomamos sin ya mayores novedades la siempre atractiva “pista de alfombra verde” hasta Sorondo y, a partir de ahí, casi todos en vertiginoso descenso, unos por el Pavo, y otros pocos por carretera hacia Oiartzun. Llegados ya ahí, la habitual desbandada: unos a reponerse del esfuerzo en la terraza del bar y otros, tras lavado de bicicletas, directamente a casa.
En resumen, creo que unanimidad generalizada a la hora de alabar lo acertado de una ruta improvisada pero disfrutona, de igual modo que hacer patente la obnubilación por la belleza de un entorno otoñal esplendoroso que en estas fechas ofrece el parque natural de Peñas de Aia.
2 comentarios:
Jueves 6 de diciembre, alrededor de 8º de temperatura, y somos unos veinte los txalupas reunidos en Avda. Navarra con intención de hacer la etapa del día. La mayoría de los allí presentes desconocemos el recorrido a realizar, pero en un pequeño lapso de tiempo la “autoridad competente” ya ha decidido que nuestro objetivo para este día se encuentra en el entorno de las Peñas de Aia; así que partimos en dirección Arditurri (Oiartzun), ciclando en principio por el entorno urbano de Donostia, Pasaia, Errenteria.. con paso tranquilo y con las habituales charletas entre diversos componentes del grupo.
Hacia el kilometro 20 abandonamos la vía verde que va a Arditurri y continuamos durante un par de kilómetros en suave ascenso por la carretera a Lesaka hasta que, llegados al cruce correspondiente, abandonamos la carretera tomando la pista que sale a la derecha, en dirección al collado de Urmendi; es decir, que comenzamos a ciclar en continuo ascenso durante aproximadamente unos catorce kilómetros en dirección Oianleku; para llegar hasta este último punto, en un momento dado, abandonamos la pista principal en ascenso y continuamos a la derecha por el sendero en el que, hace ya algún tiempo, nuestro Capi sufrió un pequeño percance en forma de caída; este sendero, debido a las últimas lluvias, estaba para pocas bromas, y en muchos de sus tramos la más elemental prudencia aconsejaba bajarse y empujar la bicicleta; pero eso sí, sin ninguna duda, este recorrido, que a veces adoptaba forma de pequeña gymkana, mereció mucho la pena por divertido y por la belleza del entorno. Llegados a Oianleku, sin más novedad que la pérdida de un miembro del grupo desaparecido en el transcurso de la dura subida y otro que, tras pequeña caída, acabó revolcado en el barro, tomamos sin ya mayores novedades la siempre atractiva “pista de alfombra verde” hasta Sorondo y, a partir de ahí, casi todos en vertiginoso descenso, unos por el Pavo, y otros pocos por carretera hacia Oiartzun. Llegados ya ahí, la habitual desbandada: unos a reponerse del esfuerzo en la terraza del bar y otros, tras lavado de bicicletas, directamente a casa.
En resumen, creo que unanimidad generalizada a la hora de alabar lo acertado de una ruta improvisada pero disfrutona, de igual modo que hacer patente la obnubilación por la belleza de un entorno otoñal esplendoroso que en estas fechas ofrece el parque natural de Peñas de Aia.
"hacer patente la obnubilación por la belleza de un entorno otoñal esplendoroso"
Te refieres a las transparencias??
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