Reconozco que hizo mal tiempo, si señor (cayeron dos chaparrones antes de las ocho y media, hacía sólo 14 grados y amenazaba lluvia cuando salimos del punto de encuentro...) pero que salgamos sólo 11 tíos y antes de llegar a Loyola ya tengamos tres bajas, que se dieron la vuelta y se fueron a casa porque llovía... ¡Joder!
Bueno, cada uno hace lo que quiere. A mi no me importa salir aunque esté lloviendo. Me lo paso muy bien, aunque (lógicamente) prefiero el buen tiempo.
Vamos a por la crónica de la jornada. Estuvimos un rato guarecidos cerca del paso elevado de la estación del Norte (se puede ver en la foto: al fondo a la derecha). Y luego hicimos otra paradita en la calle Eustasio Amilibia.
Los 8 que quedamos nos fuimos hasta Hernani. Pasamos bajo las vías del tren por el tunelcito en el que hay que tener cuidado con la cabeza, atravesamos el pueblo y por el aparcamiento donde antes estaba el campo de fútbol subimos hasta la sidrería Elutxeta, desde donde salimos a la carretera Urnieta- Lasarte. Luego bajamos al bidegorri del viejo trazado del Plazaola que nos condujo hasta el restaurante de Martín Berasategi
Atravesando Lasarte y Zubieta fuimos hasta Usurbil donde, por una subida dura, que no todos conocíamos y que pasa por el cementerio, nos presentamos en la sidrería Arratzain. Breve paradita para hacer unas fotos, y continuamos hacia el charco de la ranita, pero no por el camino habitual, sino por el que pasa por el club de tenis de Igara.
Una vez abajo, tomamos el camino Murgil (también duro, como todas las subidas a Igeldo) que nos dejó cerca del camping. Son dos kms duros, el 1º con una media del 7,7% y el 2º del 13,1% con rampas continuadas al final del 15-18% en medio km, y casi todo asfaltado. No es esta subida tan dura como la de Pilotegi, que llega hasta el frontón y que tiene unas bestiales rampas de hasta el 28%, pero tampoco es moco de pavo.
Ahora ya nos queda todo cuesta abajo. Por evitar la carretera, nos metemos por el Camino de Santiago y nos presentamos en el restaurante-hotel Leku-Eder. Bajamos a Ondarreta por el parque Erregenea, donde Jesus Mari cambió la cámara que llevaba pinchada. Bidegorri de la Concha y a casa, a donde llegué pasadas las doce y cuarto, mojado pero contento por haber hecho un bonito recorrido inédito de unos 45 km.
Bueno, cada uno hace lo que quiere. A mi no me importa salir aunque esté lloviendo. Me lo paso muy bien, aunque (lógicamente) prefiero el buen tiempo.
Vamos a por la crónica de la jornada. Estuvimos un rato guarecidos cerca del paso elevado de la estación del Norte (se puede ver en la foto: al fondo a la derecha). Y luego hicimos otra paradita en la calle Eustasio Amilibia.
Los 8 que quedamos nos fuimos hasta Hernani. Pasamos bajo las vías del tren por el tunelcito en el que hay que tener cuidado con la cabeza, atravesamos el pueblo y por el aparcamiento donde antes estaba el campo de fútbol subimos hasta la sidrería Elutxeta, desde donde salimos a la carretera Urnieta- Lasarte. Luego bajamos al bidegorri del viejo trazado del Plazaola que nos condujo hasta el restaurante de Martín Berasategi
Atravesando Lasarte y Zubieta fuimos hasta Usurbil donde, por una subida dura, que no todos conocíamos y que pasa por el cementerio, nos presentamos en la sidrería Arratzain. Breve paradita para hacer unas fotos, y continuamos hacia el charco de la ranita, pero no por el camino habitual, sino por el que pasa por el club de tenis de Igara.
Una vez abajo, tomamos el camino Murgil (también duro, como todas las subidas a Igeldo) que nos dejó cerca del camping. Son dos kms duros, el 1º con una media del 7,7% y el 2º del 13,1% con rampas continuadas al final del 15-18% en medio km, y casi todo asfaltado. No es esta subida tan dura como la de Pilotegi, que llega hasta el frontón y que tiene unas bestiales rampas de hasta el 28%, pero tampoco es moco de pavo.
Ahora ya nos queda todo cuesta abajo. Por evitar la carretera, nos metemos por el Camino de Santiago y nos presentamos en el restaurante-hotel Leku-Eder. Bajamos a Ondarreta por el parque Erregenea, donde Jesus Mari cambió la cámara que llevaba pinchada. Bidegorri de la Concha y a casa, a donde llegué pasadas las doce y cuarto, mojado pero contento por haber hecho un bonito recorrido inédito de unos 45 km.
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