La crónica, por Koro
Domingo 28 de abril. Día de ruta especial. El blog marcaba Urbasa como salida, pero la meteorología poco segura hizo que cambiáramos destino. El capi Sebas hizo un par de propuestas, y algunos pocos apoyaron ir a Mandoegi.
Como la ruta se antojaba larga, y más porque ese día los que acostumbramos a ir en tren hasta Andoain no íbamos a poder contar con él (por trabajos manuales y esas cosas) y tendríamos que ir bici en mano todo el trayecto, se quedó a las 8:00 en Ali Oli (madrugón donde los haya). Algún listillo y listilla se acercó en coche hasta Andoain, lo que provocó el mosqueo de alguna. (si bien luego confesó que no habría sabido llegar en coche hasta el punto de encuentro😅).
Nos juntamos unos 12 en Andoain y comenzamos a ciclar subimos al Adarra. Seguimos ruta y cuando ya llevábamos un tramo, lo duendes del bosque (disfrazados de vehículos destrozaterrenos) nos habían puesto trampas en el camino, y tuvimos que nadar entre barro y charcos que nos engullían y nos devolvían a la superficie con caras de susto, en algunos casos). No puedo decir cuántos metros ciclamos así, pero se antojaron eternos por la incertidumbre de no saber hasta dónde se alargaría. Continuamos hasta la fuente de la olla, son las 11,cada vez se me hacen más cortas las paradas. Seguimos subiendo cresteando,entre Arano y Leitzaran.
A escasos 20km de haber iniciado la ruta, coronamos a 979m de altitud la cima Abadekurutz. Menos Víctor, el valiente, que cuando ya habíamos iniciado el descenso subía en bici (pero qué bueno eres, Poulidor), el resto subimos andando, una vez habíamos dejado las bicis a buen recaudo. Las vistas arriba de 360º, espectaculares. Las fotos son testigo de ello.
Retomamos las burras y tuvimos que pasar por un camino sinuoso con pendiente a la derecha que a alguna se le atragantó. Fue un porteo duro y largo que coronó a los pies de la cima Urepel (tan solo un par de valientes se decidieron a coronarlo). Parece que Mandoegi, que era destino inicial, lo pasamos de soslayo.
A partir de ese momento, comenzó una merecida bajada, rápida y divertida sin contratiempos ni sustos. Abajo, en una especie de merendero, nos esperaba Miguel, que había hecho una expedición distinta a partir de no sé qué punto.
Ahí aprovechamos para el segundo picoteo del día para despedir a Mariano.
Al resto, nos guio Martín por un camino divertido a la par que encantador (me pareció ver sumergir la cabeza de alguna ninfa a nuestro paso por el río). Al poco estábamos ya en la vía verde. Nos esperaban los tediosos 20 km. que separan el final y el inicio de la vía. Menos mal que en esta ocasión el falso llano iba hacia abajo y lo pudimos hacer deprisa. También tenemos que agradecer a los cantantes que nos amenizaban en los túneles, aprovechando la acústica, con canciones del ayer.
Ya en Andoain, despedimos a algunos, y al resto Sebas nos llevó a un bar que conocía en el que nos sirvieron unos bocadillos más que generosos; tanto que que a alguno y alguna les sobró para la cena. Buena elección, Sebas. Gracias por la recomendación. Si bien, a alguno le costó luego llegar hasta casa con la tripa tan llena.
La ruta transcurrió sin traspiés serios. Solo una caída que se solucionó quitándose unos pinchos de encima. Para saber su identidad, no hay como mirar el reportaje gráfico. En cuanto a averías, una salida de cadena de rápida solución.
La excursión transcurrió como viene siendo habitual: en agradable compañía y armonía. Así da gusto pasar un domingo.
Urbasa siempre podrá esperar.
Como la ruta se antojaba larga, y más porque ese día los que acostumbramos a ir en tren hasta Andoain no íbamos a poder contar con él (por trabajos manuales y esas cosas) y tendríamos que ir bici en mano todo el trayecto, se quedó a las 8:00 en Ali Oli (madrugón donde los haya). Algún listillo y listilla se acercó en coche hasta Andoain, lo que provocó el mosqueo de alguna. (si bien luego confesó que no habría sabido llegar en coche hasta el punto de encuentro😅).
Nos juntamos unos 12 en Andoain y comenzamos a ciclar subimos al Adarra. Seguimos ruta y cuando ya llevábamos un tramo, lo duendes del bosque (disfrazados de vehículos destrozaterrenos) nos habían puesto trampas en el camino, y tuvimos que nadar entre barro y charcos que nos engullían y nos devolvían a la superficie con caras de susto, en algunos casos). No puedo decir cuántos metros ciclamos así, pero se antojaron eternos por la incertidumbre de no saber hasta dónde se alargaría. Continuamos hasta la fuente de la olla, son las 11,cada vez se me hacen más cortas las paradas. Seguimos subiendo cresteando,entre Arano y Leitzaran.
A escasos 20km de haber iniciado la ruta, coronamos a 979m de altitud la cima Abadekurutz. Menos Víctor, el valiente, que cuando ya habíamos iniciado el descenso subía en bici (pero qué bueno eres, Poulidor), el resto subimos andando, una vez habíamos dejado las bicis a buen recaudo. Las vistas arriba de 360º, espectaculares. Las fotos son testigo de ello.
Retomamos las burras y tuvimos que pasar por un camino sinuoso con pendiente a la derecha que a alguna se le atragantó. Fue un porteo duro y largo que coronó a los pies de la cima Urepel (tan solo un par de valientes se decidieron a coronarlo). Parece que Mandoegi, que era destino inicial, lo pasamos de soslayo.
A partir de ese momento, comenzó una merecida bajada, rápida y divertida sin contratiempos ni sustos. Abajo, en una especie de merendero, nos esperaba Miguel, que había hecho una expedición distinta a partir de no sé qué punto.
Ahí aprovechamos para el segundo picoteo del día para despedir a Mariano.
Al resto, nos guio Martín por un camino divertido a la par que encantador (me pareció ver sumergir la cabeza de alguna ninfa a nuestro paso por el río). Al poco estábamos ya en la vía verde. Nos esperaban los tediosos 20 km. que separan el final y el inicio de la vía. Menos mal que en esta ocasión el falso llano iba hacia abajo y lo pudimos hacer deprisa. También tenemos que agradecer a los cantantes que nos amenizaban en los túneles, aprovechando la acústica, con canciones del ayer.
Ya en Andoain, despedimos a algunos, y al resto Sebas nos llevó a un bar que conocía en el que nos sirvieron unos bocadillos más que generosos; tanto que que a alguno y alguna les sobró para la cena. Buena elección, Sebas. Gracias por la recomendación. Si bien, a alguno le costó luego llegar hasta casa con la tripa tan llena.
La ruta transcurrió sin traspiés serios. Solo una caída que se solucionó quitándose unos pinchos de encima. Para saber su identidad, no hay como mirar el reportaje gráfico. En cuanto a averías, una salida de cadena de rápida solución.
La excursión transcurrió como viene siendo habitual: en agradable compañía y armonía. Así da gusto pasar un domingo.
Urbasa siempre podrá esperar.
2 comentarios:
Domingo 28 de abril. Día de ruta especial. El blog marcaba Urbasa como salida, pero la meteorología poco segura hizo que cambiáramos destino. El capi Sebas hizo un par de propuestas, y algunos pocos apoyaron ir a Mandoegi.
Como la ruta se antojaba larga, y más porque ese día los que acostumbramos a ir en tren hasta Andoain no íbamos a poder contar con él (por trabajos manuales y esas cosas) y tendríamos que ir bici en mano todo el trayecto, se quedó a las 8:00 en Ali Oli (madrugón donde los haya). Algún listillo y listilla se acercó en coche hasta Andoain, lo que provocó el mosqueo de alguna. (si bien luego confesó que no habría sabido llegar en coche hasta el punto de encuentro😅).
Nos juntamos unos 12 en Andoain y comenzamos a ciclar subimos al Adarra. Seguimos ruta y cuando ya llevábamos un tramo, lo duendes del bosque (disfrazados de vehículosdestrozaterrenos) nos habían puesto trampas en el camino, y tuvimos que nadar entre barro y charcos que nos engullían y nos devolvían a la superficie con caras de susto, en algunos casos). No puedo decir cuántos metros ciclamos así, pero se antojaron eternos por la incertidumbre de no saber hasta dónde se alargaría.Continuamos hasta la fuente de la olla, son las 11,cada vez se me hacen más cortas las paradas. Seguimos subiendo cresteando,entre Arano y Leitzaran.
A escasos 20km de haber iniciado la ruta, coronamos a 979m de altitud la cima Abadekurutz. Menos Víctor, el valiente, que cuando ya habíamos iniciado el descenso subía en bici (pero qué bueno eres, Poulidor), el resto subimos andando, una vez habíamos dejado las bicis a buen recaudo. Las vistas arriba de 360º, espectaculares. Las fotos son testigo de ello.
Retomamos las burras y tuvimos que pasar por un camino sinuoso con pendiente a la derecha que a alguna se le atragantó. Fue un porteo duro y largo que coronó a los pies de la cima Urepel (tan solo un par de valientes se decidieron a coronarlo). Parece que Mandoegi, que era destino inicial, lo pasamos de soslayo.
A partir de ese momento, comenzó una merecida bajada, rápida y divertida sin contratiempos ni sustos. Abajo, en una especie de merendero, nos esperaba Miguel, que había hecho una expedición distinta a partir de no sé qué punto.
Ahí aprovechamos para el segundo picoteo del día para despedir a Mariano.
Al resto, nos guio Martín por un camino divertido a la par que encantador (me pareció ver sumergir la cabeza de alguna ninfa a nuestro paso por el río). Al poco estábamos ya en la vía verde. Nos esperaban los tediosos 20 km. que separan el final y el inicio de la vía. Menos mal que en esta ocasión el falso llano iba hacia abajo y lo pudimos hacer deprisa. También tenemos que agradecer a los cantantes que nos amenizaban en los túneles, aprovechando la acústica, con canciones del ayer.
Ya en Andoain, despedimos a algunos, y al resto Sebas nos llevó a un bar que conocía en el que nos sirvieron unos bocadillos más que generosos; tanto que que a alguno y alguna les sobró para la cena. Buena elección, Sebas. Gracias por la recomendación. Si bien, a alguno le costó luego llegar hasta casa con la tripa tan llena.
La ruta transcurrió sin traspiés serios. Solo una caída que se solucionó quitándose unos pinchos de encima. Para saber su identidad, no hay como mirar el reportaje gráfico. En cuanto a averías, una salida de cadena de rápida solución.
La excursión transcurrió como viene siendo habitual: en agradable compañía y armonía. Así da gusto pasar un domingo.
Urbasa siempre podrá esperar.
La crónica es de Koro ,al mandármela ,y ponerla yo, sale como Sparrow dijo.
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