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domingo, 3 de marzo de 2024

Track y crónica del domingo 3 de marzo


La crónica, por Manolo M.

En cuanto a climatología se refiere, unas previsiones muy poco optimistas para la jornada de este pasado domingo, 3 de marzo; así pues, a nadie extrañó que en la salida desde la estación de tren, Andoain Centro, sólo nos reuniésemos unos escasos nueve txalupas, de los cuales siete habíamos viajado en tren, mientras que por contra, y como es ya práctica habitual, la intrépida parejita del Antiguo acudió ciclando desde Donostia.
Hacía frio, unos 6º C, y llovía de forma muy tenue mientras nos encaminábamos hacia el segundo túnel de Leitzaran para, desde ese mismo lugar, dar principio a la larga subida en dirección Adarra; llegados al punto en el que la pista en ascenso se bifurca dando dos opciones de subida, y vista la traumática experiencia del pasado 1 de enero, optamos por escoger la pista principal por la derecha. Llegados al punto donde ambas pistas de subida vuelven a confluir, lugar en el que se halla un sombrío bosque de abetos, la tenues gotas de lluvia se transformaron en pequeños copos de nieve que nos acompañaron hasta la pradería en la que se ubica el menhir de Eteneta; poco antes de llegar a ese punto sufrimos el único percance del día en forma de pinchazo en la bici de Julito, como el pinchazo en principio no parecía gran cosa optamos por inflar y continuar hasta Eteneta a la espera de que el líquido sellante hiciera su trabajo. Ya en el menhir, el inevitable posado de grupo, y visto lo desapacible del tiempo, sin que hubiese ninguna opinión discrepante, se opta por no coronar Adarra que en lontananza aparecía con leve manto nevado; la bajada a la pista principal se hizo tomando precauciones extremas, y es que ese sendero lleva ya algún tiempo en pésimas condiciones y, con la humedad, las raíces y el estado del terreno, no era cuestión de jugársela, ni como diría nuestro Capi: “hacerse el héroe”. Llegados a la pista principal, la rueda trasera de Julito vuelve a las andadas así que decidimos optar por una medida más efectiva como es la de recurrir a la colocación de una mecha; este tipo de apaño que por lo general resulta sencillo y efectivo, en este caso se complicó ligeramente debido a que la manipulación de la rueda en las condiciones de frío y humedad reinantes y con las manos ateridas por el frío, dificultaba la tarea; de igual forma que tampoco ayudaban los lúbricos comentarios por parte de algunos mirones, comentarios cuyo contenido, con ribetes inequívocamente libidinosos, haciendo continuas alusiones a cuestiones como la “necesidad de hacer penetrar la mecha hasta el fondo” hubieran hecho sonrojar, como si de púber doncella se tratase, al más rudo gañán.
Una vez ya definitivamente solucionado el anterior percance nos encaminamos, ya ciclando casi siempre en descenso, hacia el collado de Onyi y desde ahí, buscando la margen izquierda del río Urumea, a la zona de sidrerías de Hernani.
Prácticamente finalizada ya la etapa, que por razones obvias fue un poco más corta de lo inicialmente previsto, y después de lavar bicicletas en Astigarraga, hubo algún intento de parada en algún abrevadero, pero lamentablemente, no pudimos encontrar ninguna mesa libre, así que, aproximadamente a las 13:15 horas en casa, con el tiempo más que justo para eludir la intensa granizada que poco después descargó sobre Donostia.
En conclusión, Poulidor, amigo, en el día de ayer nos hurtaste el disfrute de tu presencia, pero no temas, tus recomendaciones no cayeron en saco roto y fueron seguidas a pies juntillas: “disfrutamos todo lo que pudimos y más”..

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