Mientras unos cuantos tomaban el Topo para ir a Irún y participar en la megaquedada organizada por el C. C. Irunés consistente en la subida a Larrun, otros 14 "Txalupas" nos hemos dado cita en el punto habitual de encuentro.
Tras breve deliberación, y aceptando la propuesta de Juan Mari de acercarnos a Andatza, nos hemos puesto en camino.
Recorrido habitual en la primera parte de la etapa: Zurriola - La Concha - Ondarreta (¡qué lujo de trayecto!) - Igara - cuesta de la ranita.
Y aquí modificamos un poco la ruta habitual: en vez de descender a Usurbil por el camino en el que encontramos a los ciervos, Enrique (¡qué haríamos sin tus ideas de cambio de itinerario y tus chistes!) nos lleva a Arratzain, tomando la dura subida que hay a la derecha, tras coronar la cuesta de la ranita.
Una vez realizada la paradita de rigor junto a la casa rural-sidrería, descendemos hacia Usurbil por la carretera que pasa junto al cementerio y al polideportivo.
Los meteorólogos miran hacia Ernio y aprecian que se acerca una fuerte lluvia por el oeste. Así que se cambia el plan: no vamos hasta Andatza, y en Usurbil comienza la segregación del grupo: tres se vuelven por carretera. El resto seguimos por Zubieta hasta Lasarte, donde otros cinco deciden acortar el regreso... ¿por la Nacional 1?
Y otros seis (lo mejor y mas granado del grupo, je, je, je,...) subimos hacia Jauregi Bailara por la cuesta que parte junto al restaurante Martin Berasategi. Antes de alcanzar el restaurante Jauregui, torcemos hacia el asador Saretxo y su minigolf para, de allí, afrontar la dura subida a Santa Bárbara.
Una vez arriba, reponemos fuerzas con un reconfortante caldito (gracias Angel por la invitación) antes de proseguir ruta hacia Hernani - Ergobia - Martutene - Loyola y llegada a Amara (en mi caso) sobre las doce y diez, después de unos cuarenta kilómetros, no muy duros, pero suficientes para justificar el aperitivo, que esta vez fue en Zubieta, junto al hipódromo, y consistió en un par de pintxos (uno de txorizo cocido y otro de morcilla) junto a la consabida sidra y con un txakoli de remate.
¡Ah, y la lluvia nos respetó, salvo unos sirimis en un par de momentros puntuales!.
Una vez en casa, desde el balcón, ví a Esteban Colinas acompañando a los maratonianos. Así que una año mas, los "Txalupas" estuvimos representados en esta popular prueba.
Tras breve deliberación, y aceptando la propuesta de Juan Mari de acercarnos a Andatza, nos hemos puesto en camino.
Recorrido habitual en la primera parte de la etapa: Zurriola - La Concha - Ondarreta (¡qué lujo de trayecto!) - Igara - cuesta de la ranita.
Y aquí modificamos un poco la ruta habitual: en vez de descender a Usurbil por el camino en el que encontramos a los ciervos, Enrique (¡qué haríamos sin tus ideas de cambio de itinerario y tus chistes!) nos lleva a Arratzain, tomando la dura subida que hay a la derecha, tras coronar la cuesta de la ranita.
Una vez realizada la paradita de rigor junto a la casa rural-sidrería, descendemos hacia Usurbil por la carretera que pasa junto al cementerio y al polideportivo.
Los meteorólogos miran hacia Ernio y aprecian que se acerca una fuerte lluvia por el oeste. Así que se cambia el plan: no vamos hasta Andatza, y en Usurbil comienza la segregación del grupo: tres se vuelven por carretera. El resto seguimos por Zubieta hasta Lasarte, donde otros cinco deciden acortar el regreso... ¿por la Nacional 1?
Y otros seis (lo mejor y mas granado del grupo, je, je, je,...) subimos hacia Jauregi Bailara por la cuesta que parte junto al restaurante Martin Berasategi. Antes de alcanzar el restaurante Jauregui, torcemos hacia el asador Saretxo y su minigolf para, de allí, afrontar la dura subida a Santa Bárbara.
Una vez arriba, reponemos fuerzas con un reconfortante caldito (gracias Angel por la invitación) antes de proseguir ruta hacia Hernani - Ergobia - Martutene - Loyola y llegada a Amara (en mi caso) sobre las doce y diez, después de unos cuarenta kilómetros, no muy duros, pero suficientes para justificar el aperitivo, que esta vez fue en Zubieta, junto al hipódromo, y consistió en un par de pintxos (uno de txorizo cocido y otro de morcilla) junto a la consabida sidra y con un txakoli de remate.
¡Ah, y la lluvia nos respetó, salvo unos sirimis en un par de momentros puntuales!.
Una vez en casa, desde el balcón, ví a Esteban Colinas acompañando a los maratonianos. Así que una año mas, los "Txalupas" estuvimos representados en esta popular prueba.
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