La crónica, por Sparrow
Nos juntamos unos 27 con un día frío (5 grados).
Cruzamos Amara, subimos a Zorroaga, pasamos hospitales y bajamos por Galarreta. En Orona, hacemos fotos de grupo; esta vez, no estaba la guardesa para echarnos con cajas destempladas como el año pasado. Continuamos subiendo hasta la siguiente división: los de Santa Bárbara hacemos cima, luego, bajamos para llegar a Azkorte donde nos espera el grupo de Sebas con una deliciosa chistorra recién hecha con el infiernillo que trajo del Annapurna. De postre, dulces a gogó: polvorones, turrones, marron glacé. ¡Qué no falte de nada! De ahi el nombre tan gráfico de la ruta "La ruta de los polvorones". Quizá deberíamos cambiarle el nombre: "Ruta de las kilokarorías" Jiji. Tras llenar la tripa, un rato de relax al sol y el documento gráfico para inmortalizar la ocasión.
Llegó el momento de volver a pedalear, continuamos hasta la primera entrada. Lucía se encarga de abrir pista, a pesar de sus temores ante las cerdas (alguien debió mirar el sexo) hambrientas; el resto la seguimos. La primera a la der. sube duramente hasta el sendero de arriba que, al paso de una cerca de alambre, nos lleva a la pista que nos encamina a San Roque. Otro descanso, bailes espontáneos en círculo y el pobre Sebas aguantando nuestra actitud pueril. La mayoría bajamos por la de siempre. Este año estaba, si cabe, más complicada que en otras ediciones: varios árboles caídos de manera sinuosa que podemos sortear gracias a los amables y fornidos Txalupas. Esto nos retrasa bastante. Por fin, llegamos a la pista que nos devuelve a Azkorte, y por la izda, bajamos hasta el asfalto. Tomamos la de la izda a Lasarte, Añorga y Lorea donde nos espera Yolanda para celebrar su cumple. ¡Zorionak!
Averías: una tija que no hemos podido reparar.
Incidentes, varios sin importancia.
Saludo Sparrow
Cruzamos Amara, subimos a Zorroaga, pasamos hospitales y bajamos por Galarreta. En Orona, hacemos fotos de grupo; esta vez, no estaba la guardesa para echarnos con cajas destempladas como el año pasado. Continuamos subiendo hasta la siguiente división: los de Santa Bárbara hacemos cima, luego, bajamos para llegar a Azkorte donde nos espera el grupo de Sebas con una deliciosa chistorra recién hecha con el infiernillo que trajo del Annapurna. De postre, dulces a gogó: polvorones, turrones, marron glacé. ¡Qué no falte de nada! De ahi el nombre tan gráfico de la ruta "La ruta de los polvorones". Quizá deberíamos cambiarle el nombre: "Ruta de las kilokarorías" Jiji. Tras llenar la tripa, un rato de relax al sol y el documento gráfico para inmortalizar la ocasión.
Llegó el momento de volver a pedalear, continuamos hasta la primera entrada. Lucía se encarga de abrir pista, a pesar de sus temores ante las cerdas (alguien debió mirar el sexo) hambrientas; el resto la seguimos. La primera a la der. sube duramente hasta el sendero de arriba que, al paso de una cerca de alambre, nos lleva a la pista que nos encamina a San Roque. Otro descanso, bailes espontáneos en círculo y el pobre Sebas aguantando nuestra actitud pueril. La mayoría bajamos por la de siempre. Este año estaba, si cabe, más complicada que en otras ediciones: varios árboles caídos de manera sinuosa que podemos sortear gracias a los amables y fornidos Txalupas. Esto nos retrasa bastante. Por fin, llegamos a la pista que nos devuelve a Azkorte, y por la izda, bajamos hasta el asfalto. Tomamos la de la izda a Lasarte, Añorga y Lorea donde nos espera Yolanda para celebrar su cumple. ¡Zorionak!
Averías: una tija que no hemos podido reparar.
Incidentes, varios sin importancia.
Saludo Sparrow
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Nos juntamos unos 27 con un día frío (5 grados).
Cruzamos Amara, subimos a Zorroaga, pasamos hospitales y bajamos por Galarreta. En Orona, hacemos fotos de grupo; esta vez, no estaba la guardesa para echarnos con cajas destempladas como el año pasado. Continuamos subiendo hasta la siguiente divisió: los de Santa Bárbara hacemos cima, luego, bajamos para llegar a Azkorte donde nos espera el grupo nde Sebas con una deliciosa chistorra recién hecha con el infiernillo que trajo del Annapurna. De postre, dulces a gogó: polvorones, turrones, marron glacé. ¡Qué no falte de nada! De ahi el nombre tan gráfico de la ruta "La ruta de los polvorones". Quizá deberíamos cambierle el nombre: "Ruta de las kilokarorías" Jiji. Tras llenar la tripa, un rato de relax al sol y el documento gráfico para inmortalizar la ocasión.
Llegó el momento de volver a pedalear, continuamos hasta la primera entrada. Lucía se encarga de abrir pista, a pesar de sus temores ante las cerdas (alguien debió mirar el sexo) hambrientas; el resto la seguimos. La primera a la der. sube duramente hasta el sendero de arriba que, al paso de una cerca de alambre, nos lleva a la pista que nos encamina a San Roque. Otro descanso, bailes espontáneos en círculo y el pobre Sebas aguantando nuestra actitud pueril. La mayoría bajamos por la de siempre. Este año estaba, si cabe, más complicada que en otras ediciones: varios árboles caídos de marera sinuosa que podemos sortear gracias a los amables y fornidos Txalupas. Esto nos retrasa bastante. Por fin, llegamos a la pista que nos devuelve a Azkorte, y por la izda, bajamos hasta el asfalto. Tomamos la de la izda a Lasarte, Añorga y Lorea donde nos espera Yolanda para celebrar su cumple. ¡Zorionak!
Averías: una tija que no hemos podido reparar.
Incidentes, varios sin importancia.
Saludo Sparrow
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