La crónica, por Manolo M.
Domingo 19 de marzo, alrededor de las 9:15 horas, una veintena de txalupas nos reunimos en la Rotonda de Saltoki; cielo totalmente encapotado con una temperatura que ronda los 10º y con una ligera precipitación que todos confiamos amaine en breve si es que se cumplen las predicciones de la Chica del Tiempo: -“Alguna llovizna caerá, pero no mucho..”
Tras paseo sosegado y charletas varias por el bidegorri de Arditurri, llegados al cruce del aserradero, toca aligerarse de ropa porque llega la primera cima puntuable del día: la dura subida hasta el Parking de Elurretxe (Aparkaleku de Peñas), una vez llegados, la parada aquí es mucho más breve de lo habitual: no para de llover, no hay refugio y el calor corporal acumulado durante la ascensión no hace aconsejable demorarse más de la cuenta.
Con alguna ausencia por tema de horarios, la mayoría del grupo reemprendemos la marcha en dirección Erlaitz y Castillo del Inglés, esta ascensión es de las que pone a prueba la fortaleza y la resiliencia de cualquier biker, ya que se van encadenando, uno tras otro, unos numerosos repechos con durísimos porcentajes hasta llegar a Erlaitz, aquí, en vista de que continuamos con lluvia y tiempo desapacible, prescindimos del habitual solaz en la campa allí ubicada para continuar el recorrido tras haber tomado nosotros y los caballos allí presentes un pequeño tentempié.
Vuelta de regreso ciclando por bosque, nuevamente hacia el aparcadero Elurretxe, y de allí se inicia el descenso en dirección Oiartzun. Sobrepasado el ruidoso paso canadiense, el Capi, hombre sobrado de audacia e intrepidez, comienza a proponer alternativas al descenso habitual sugiriendo en este caso coger la primera pista que gira a izquierda, pero que tras rodar un kilómetro de descenso, volvemos sobre nuestros pasos ante la imposibilidad de seguir adelante; vuelta pues al recorrido habitual, hasta tomar un poco más abajo otra alternativa a la izquierda que también resulta infructuosa.. Llegados a este punto, se produce el cisma habitual: los más conservadores, tirando de sensatez, con el Comandante por el descenso habitual y los más audaces (léase también insensatos), con el Capi, por un sendero impracticable que anteriormente ya se había experimentado con Mariano y que, creo recordar, todos nos habíamos confabulado para no volver.. Este sendero, en su mayoría NO ciclabe, desciende a Arditurri, pasando por el refugio-borda denominado Unaileku y, después de las últimas lluvias, estaba en unas condiciones ideales para sufrir más de un revolcón; además de las dificultades propias del sendero, el recorrido nos obligó a vadear distintos arroyos con unos caudales más que notables, hasta que ya llegados a las proximidades de Arditurri, a modo de fin de fiesta, nos vimos obligados a cruzar el ultimo arroyo a pie con el agua a la rodilla.
La etapa no ha sido de un kilometraje excesivo así que a una hora más que razonable, estábamos de regreso en casa, afortunadamente ya sin mayores incidencias y todos de una pieza..
Es evidente que ser txalupa imprime carácter, cualquiera con mínimo sentido común podría concluir que lo acontecido habrá sido más que suficiente para disuadir a cualquiera con mínimo sentido común de implicarse en sucesivas nuevas andanzas exploratorias, pero.. tanto tú, como yo, sabemos que no, Capi.. y que, más pronto que tarde, volveremos a las andadas.
Tras paseo sosegado y charletas varias por el bidegorri de Arditurri, llegados al cruce del aserradero, toca aligerarse de ropa porque llega la primera cima puntuable del día: la dura subida hasta el Parking de Elurretxe (Aparkaleku de Peñas), una vez llegados, la parada aquí es mucho más breve de lo habitual: no para de llover, no hay refugio y el calor corporal acumulado durante la ascensión no hace aconsejable demorarse más de la cuenta.
Con alguna ausencia por tema de horarios, la mayoría del grupo reemprendemos la marcha en dirección Erlaitz y Castillo del Inglés, esta ascensión es de las que pone a prueba la fortaleza y la resiliencia de cualquier biker, ya que se van encadenando, uno tras otro, unos numerosos repechos con durísimos porcentajes hasta llegar a Erlaitz, aquí, en vista de que continuamos con lluvia y tiempo desapacible, prescindimos del habitual solaz en la campa allí ubicada para continuar el recorrido tras haber tomado nosotros y los caballos allí presentes un pequeño tentempié.
Vuelta de regreso ciclando por bosque, nuevamente hacia el aparcadero Elurretxe, y de allí se inicia el descenso en dirección Oiartzun. Sobrepasado el ruidoso paso canadiense, el Capi, hombre sobrado de audacia e intrepidez, comienza a proponer alternativas al descenso habitual sugiriendo en este caso coger la primera pista que gira a izquierda, pero que tras rodar un kilómetro de descenso, volvemos sobre nuestros pasos ante la imposibilidad de seguir adelante; vuelta pues al recorrido habitual, hasta tomar un poco más abajo otra alternativa a la izquierda que también resulta infructuosa.. Llegados a este punto, se produce el cisma habitual: los más conservadores, tirando de sensatez, con el Comandante por el descenso habitual y los más audaces (léase también insensatos), con el Capi, por un sendero impracticable que anteriormente ya se había experimentado con Mariano y que, creo recordar, todos nos habíamos confabulado para no volver.. Este sendero, en su mayoría NO ciclabe, desciende a Arditurri, pasando por el refugio-borda denominado Unaileku y, después de las últimas lluvias, estaba en unas condiciones ideales para sufrir más de un revolcón; además de las dificultades propias del sendero, el recorrido nos obligó a vadear distintos arroyos con unos caudales más que notables, hasta que ya llegados a las proximidades de Arditurri, a modo de fin de fiesta, nos vimos obligados a cruzar el ultimo arroyo a pie con el agua a la rodilla.
La etapa no ha sido de un kilometraje excesivo así que a una hora más que razonable, estábamos de regreso en casa, afortunadamente ya sin mayores incidencias y todos de una pieza..
Es evidente que ser txalupa imprime carácter, cualquiera con mínimo sentido común podría concluir que lo acontecido habrá sido más que suficiente para disuadir a cualquiera con mínimo sentido común de implicarse en sucesivas nuevas andanzas exploratorias, pero.. tanto tú, como yo, sabemos que no, Capi.. y que, más pronto que tarde, volveremos a las andadas.
Domingo 19 de marzo, alrededor de las 9:15 horas, una veintena de txalupas nos reunimos en la Rotonda de Saltoki; cielo totalmente encapotado con una temperatura que ronda los 10º y con una ligera precipitación que todos confiamos amaine en breve si es que se cumplen las predicciones de la Chica del Tiempo: -“Alguna llovizna caerá, pero no mucho..”
ResponderEliminarTras paseo sosegado y charletas varias por el bidegorri de Arditurri, llegados al cruce del aserradero, toca aligerarse de ropa porque llega la primera cima puntuable del día: la dura subida hasta el Parking de Elurretxe (Aparkaleku de Peñas), una vez llegados, la parada aquí es mucho más breve de lo habitual: no para de llover, no hay refugio y el calor corporal acumulado durante la ascensión no hace aconsejable demorarse más de la cuenta.
Con alguna ausencia por tema de horarios, la mayoría del grupo reemprendemos la marcha en dirección Erlaitz y Castillo del Inglés, esta ascensión es de las que pone a prueba la fortaleza y la resiliencia de cualquier biker, ya que se van encadenando, uno tras otro, unos numerosos repechos con durísimos porcentajes hasta llegar a Erlaitz, aquí, en vista de que continuamos con lluvia y tiempo desapacible, prescindimos del habitual solaz en la campa allí ubicada para continuar el recorrido tras haber tomado nosotros y los caballos allí presentes un pequeño tentempié.
Vuelta de regreso ciclando por bosque, nuevamente hacia el aparcadero Elurretxe, y de allí se inicia el descenso en dirección Oiartzun. Sobrepasado el ruidoso paso canadiense, el Capi, hombre sobrado de audacia e intrepidez, comienza a proponer alternativas al descenso habitual sugiriendo en este caso coger la primera pista que gira a izquierda, pero que tras rodar un kilómetro de descenso, volvemos sobre nuestros pasos ante la imposibilidad de seguir adelante; vuelta pues al recorrido habitual, hasta tomar un poco más abajo otra alternativa a la izquierda que también resulta infructuosa.. Llegados a este punto, se produce el cisma habitual: los más conservadores, tirando de sensatez, con el Comandante por el descenso habitual y los más audaces (léase también insensatos), con el Capi, por un sendero impracticable que anteriormente ya se había experimentado con Mariano y que, creo recordar, todos nos habíamos confabulado para no volver.. Este sendero, en su mayoría NO ciclabe, desciende a Arditurri, pasando por el refugio-borda denominado Unaileku y, después de las últimas lluvias, estaba en unas condiciones ideales para sufrir más de un revolcón; además de las dificultades propias del sendero, el recorrido nos obligó a vadear distintos arroyos con unos caudales más que notables, hasta que ya llegados a las proximidades de Arditurri, a modo de fin de fiesta, nos vimos obligados a cruzar el ultimo arroyo a pie con el agua a la rodilla.
La etapa no ha sido de un kilometraje excesivo así que a una hora más que razonable, estábamos de regreso en casa, afortunadamente ya sin mayores incidencias y todos de una pieza..
Es evidente que ser txalupa imprime carácter, cualquiera con mínimo sentido común podría concluir que lo acontecido habrá sido más que suficiente para disuadir a cualquiera con mínimo sentido común de implicarse en sucesivas nuevas andanzas exploratorias, pero.. tanto tú, como yo, sabemos que no, Capi.. y que, más pronto que tarde, volveremos a las andadas.
NENCINI, una supercronica, de alto nivel...
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