Crónica especial la ruta de los ibones
Excelente jornada en la que Iñaki Aiete ha conducido a 14 txalupas por los collados del valle del Gállego, en el pirineo de Huesca.
Las luces del alba nos han acompañado durante el desayuno, estando preparados a las 8:00 para partir, con una temperatura de 7 ºC, a 1.300 mts de altitud, en el refugio de Formigal.
Nos había prevenido Iñaki del fresco de la mañana que nos despeja mientras descendemos por carretara unos kms hasta el cruce de comienzo a la ascensión al Pacino; técnica, exigente, 3 kms que a veces nos obligan desmontar y empujar. Desde cima la vista es espectacular a un lado y a otro.
Igual de exigente y técnico el descenso por la otra vertiente hacia el ibon de Escarra.
Sin duda ya hemos entrado en calor, la temperatura también ha subido y nuevamente las vistas son espectaculares con el embalse, el azul del cielo y los tonos grisaceos de la cordillera montañosa.
Dejamos atrás los estrechos senderos rodeados de matorrales espinosos del Pacino y circulamos con velocidad por una pista ancha de tierra que nos lleva al ibon de Tramacastilla.
Entre vacas y corderos llegamos al ibon de Piedrafita, donde es obligada la parada para disfrutar una vez más de la belleza del paisaje y reponer fuerzas. No llevamos muchos kms de andadura, pero sin duda exigentes.
Vertiginoso descenso entre bosques hasta Piedrafita, donde quedamos maravillados por la típica construcción pirenaica en casas con picudos tejados de pizarra preparados para las intensas nevadas del invierno.
Seguimos tomando estrechos senderos entre maleza y zonas de bosque hasta Tramacastilla, Sandines y Escarrilla.
Tras librar el túnel de la carretera principal por la derecha alcanzamos el embalse de Lanuza, donde tienen lugar en Julio los originales conciertos sobre el agua del Pirineo Sur.
Un nuevo sendero rápido y travieso nos conduce por la rivera del embalse hasta Sallent.
Estamos culminando la estapa y el grupo se divide en la última ascensión hasta el punto de salida, el refugio, unos por carretera y otros por monte en lo que parecía estar señalizado para una prueba que se había disputado recientemente. Elijo la segunda opción que no obstante a mitad de camino, e intentando seguir al maestro Iosu, me resulta demasiado técnica, por lo cual decido incorporarme a la carretera aprovechando que llegan a unos metros Peio e Iñaki Castillo con los que culmino la etapa de 50 kms.
No hay que destacar percances serios, todos o casi todos hemos sufrido algún pequeño tropezón, caída, rasguños por los zarzales y ramas, y si hay que destacar la belleza incomparable de los paisajes que hemos disfrutado.
Amigo Iñaki, de estas todas las que quieras.
I. Mazpule